martes, 26 de agosto de 2008

Una compleja obra en el Patio de Actores.
El vínculo de la locura

“El gran ceremonial” con la dirección de Miguel Guerberof, muestra las perversiones humanas en su máxima lujuria

Espacio abierto. Caja negra. Ambiente despojado, oscuro. Tres muñecas colgadas y cinco personas. Movimientos discontinuos. Canción de cajita musical. Luz tenue.

- ¡Mamá!, el grito rompe el silencio lingüístico.

Fernando Arrabal es un autor español sumamente controversial, y a su vez complejo de representar, debido a la inmensa carga emocional y psicológica que tienen los textos. Sus obras, como podemos observarlo en “El gran ceremonial”, acarrean personajes conflictuados que rompen con la norma establecida, y con los parámetros sociales a los que el público está acostumbrado. El sexo, el dolor, la lujuria, y el poder, funcionan como las motivaciones del ser.

Miguel Guerberof, elige una estética realista para la interpretación de los personajes, la cuál provoca una enorme contradicción en los espectadores. Por un lado, se sienten identificados porque observan en los mismos un comportamiento habitual, mientras que el significado de sus palabras y la justificación de sus acciones pertenecen a un mundo enfermo. Esa contradicción constante es responsable de la permanente incomodidad en el público, respecto de lo que están siendo testigos.

Por otro lado, los actores, cada uno desde su papel y lugar, tienen una gran entrega y un alto compromiso corporal durante toda la representación, desde los momentos que están en primer plano hasta los que permanecen callados en escena.
El escenario oscuro provoca la necesidad de llenarlo con los cambios bruscos en los tonos de voz y las intensidades de los personajes.

En la obra se inmiscuyen problemáticas psicoanalíticas como el complejo de Edipo y el sadomasoquismo. Estos componentes se interrelacionan en el rito llevado a cabo por madre e hijo. Él se convierte en un súbdito sexual y servil de su propia progenitora. Sale de su casa en busca de una nueva mujer para entregársela como trofeo, y ésta, se transforme en su nueva muñeca-esclava, satisfaciendo así todos sus deseos. Esas son sus leyes, su habitualidad. Su propia realidad compartida.

Conflictos psicológicos extremos conviven yuxtapuestos en los personajes. Estados de embriaguez en las grietas de la demencia humana. Los observadores partícipes desean escapar de ese mundo dionisiaco; no soportan la exposición de las peores perversiones humanas.

Roberta De Biase, para Los Restos del Naufragio.

Ficha Técnica
Elenco: Javier Montú (Cavanosa), Gaby Lerner (Madre), Vanesa Motto Guastoni (Syl), Laura Dozo (Lys), Alejandro Spangaro (Amante) / Asistencia Técnica y puesta de luces: Mabel Rosati / Escenografía y Vestuario: Carlos Da Silva / Entrenamiento Vocal: Graciela Hernández / Fotografía: Sol Navedo / Prensa: Simkin & Franco / Dirección: Miguel Guerberof
Funciones: domingos, a las 20:30hs. Patio de Actores: Lerma 568.

No hay comentarios: