viernes, 30 de mayo de 2008

Un cúmulo etario de interrogaciones frente al vacío. Crítica de Lote 77



Audio del sábado 24/05 donde hablamos de Lote 77

Un cúmulo etario de interrogaciones frente al vacío

¿Qué es la crítica, sino la posibilidad de abrir nuevas lecturas y “hacer jugar” la polisemia del signo? ¿Podemos sostener estatutos de verdad frente al ARTE? Mejor dicho, ¿podemos pensar que hay una única verdad, una sola posibilidad de entender algo? Desde luego que no. En el caso de Lote 77, nos encontramos con un paratexto – un programa de mano, muy particular por cierto, como lo pueden ver en la foto presente en este espacio –cuyo discurso postula una problemática acerca del género, de la constitución de la subjetividad en el espacio socio–simbólico: ¿Cómo un hombre construye un varón? Leemos en el objeto citado. De manera acertada, se emplea la palabra “varón”, en lugar de las categorías masculino–femenino; pues, teniendo en cuenta las características del espacio donde se desarrolla la obra –el campo-, el designante “varón” posee un peso simbólico muy específico y determinante sobre la sexualidad de las personas. Frases como: “es un varoncito”, “no llores, sos un hombre, sos un varón”, “a golpes se hacen los hombres, vamos varón”, etc; son comunes en el espacio de anclaje donde acaece la acción.
La masculinidad no es una categoría que se relacione con las preferencias sexuales de un sujeto, en cambio, el referente del significante varón, por el contexto de referencia y el espacio lingüístico en el que se utiliza, implica una serie de condiciones y caracteres que el sujeto nombrado debe poseer: como un temple con basamento, un conjunto de decisiones firmes, una fortaleza nunca vista en la condición femenina, un cuerpo enérgico, pues el discurso machista se edifica sobre la relación cuerpo/sexualidad y la potencia viril es simbolizada por el pene erecto. Pero, ¿realmente de esto se construye un varón? ¿Es necesario un hombre para construir un varón? ¿Un varón se construye?
Más allá de las diferencias, existen varios caminos semánticos, posibilidades de asignar sentidos en distintas direcciones. Hablo de la apasionante libertad que tienen los textos para encontrar en ellos, acaso lo totalmente divergente frente a metalenguajes establecidos y respetados; se trata de un desafío y una responsabilidad ineludible, la de asignar sentido. Desde esta acepción, toda crítica debe ser respetada mientras sea explicitado su anclaje en la mirada de su autor, ya que todo sujeto tiene derecho a expresarse y tomar la palabra. El problema surge cuando, aquellos que detentan espacios de poder, ya en medios, ya en instituciones, intentan instaurarse como los soberanos de la verdad, efectuando juicios sin fundamento ni argumentación, haciendo alarde de algún conocimiento menor que en el reino de la ignorancia es valorado como saber.
En mi caso, el texto logró interpelarme acerca de la ausencia, la oquedad de un rol familiar, el padre no presente y, en definitiva, la muerte. Digo texto y no “obra” porque considero que no hay una intención de entregar al espectador un constructo íntegro, definido y ordenado, sino que se le asigna a la instancia espectatorial un espacio activo y de exhortación constante: deberá estar muy atento al discurrir de los actores–personajes, a los permanentes y extensos diálogos que mantienen entre sí; estableciendo cadenas de significado y asignando estatutos diversos según su capacidad y enciclopedia.
En los parlamentos que profieren los actores existe un atisbo acerca de la cesura entre la biografía de cada uno y el espesor del personaje, un ejercicio de auto-ficción donde cada uno se sirve de su propia memoria para convertirse en sujeto y objeto del relato. Se produce un llamado a quien observa desde la butaca, una demanda de atención sobre las trampas y los juegos del desdoblamiento, de los dobles que se ponen en juego dentro de la escena.
El espacio escénico se destaca por su sencillez e importancia dramática dentro del texto espectacular: un juego de tranqueras dispuestas en el lugar, delimitando una estructura tabulada –redundante junto con el título y el discurso de los personajes– donde se desarrolla el intenso y activo trabajo de los actores, por demás destacable y digno de ponderación.
Una campana –a veces una frase- funciona como puntuación de las acciones a seguir que los actores emplean como disparador del juego escénico, jalonando las secuencias del texto a seguir. “Recreo”, “Práctica de género 1”, “Práctica de género 2”, “Examen escrito”, “Lección oral”, etc.
Si debiéramos establecer una síntesis sobre lo que Lote 77 consigue provocar, podríamos decir que propone un enigma a ser resuelto, una interrogación no sólo sobre la sexualidad, también acerca de los vínculos interpersonales, las relaciones parentales, la importancia del contexto social en tanto sujetos; es decir, una serie de cuestionamientos que el sentido común determina como propios de aquellos individuos que se acercan a las tres décadas de existencia.
Una obra muy particular, marcada por una mirada profunda y lúdica, una experiencia teatral colectiva digna de presenciar para reflexionar y deleitarse.

Conrado Beretta
Especial para “Los Restos del Naufragio”

Ficha:
Actores: Andrés D'Adamo - Lautaro Delgado - Rodrigo González Garillo
Dirección: Marcelo Mininno
Diseño escenográfico: MARCELO MININNO
Diseño de iluminación: ELI SIRLIN
Diseño de vestuario: CAROLINA MAS
Asistencia de dirección: SILVIA OLEKSIKIW
Producción ejecutiva: PABLO MORGAVI
Prensa : Luciana Zylberberg

TEATRO DEL ABASTO - HUMAHUACA 3549
Reservas: 4865-0014

viernes, 23 de mayo de 2008

Sábado 24 de mayo


Este sábado 24 de mayo, el programa de radio LOS RESTOS DEL NAUFRAGIO abordará el tema de El Cuerpo en el arte.
Como siempre, las columnas que ya han consolidado al programa dentro del campo cultural.
Los bares, los enigmas, el vacío, los misterios, las películas, el scoth, los cigarros, la literatura, la
música., desde una mirada innata e innovadora.

El cuerpo y el psicoanálisis; el cuerpo en la poesía – Octavio Paz, Max Blecher, Lorca, Pizarnik, Artaud-; la danza clásica y el cuerpo; los cuerpos dóciles y Foucault; la representación del cuerpo en el cine – Greeneway , Pasolini, Fincher, Cronemberg- ; el cuerpo en la Grecia Antigua ; El Reacimiento; la corporalidad en el Teatro ; las poéticas del cuerpo; las máscaras;etc.
Además , hablaremos de la cartelera actual , específicamente , acerca de la interesante obra experimental :"Lote 77".

Crítica de cine - Cultura - Artes - Política - Periodismo -Poesía - Literatura - Videoarte - Música
Si alquilas tu mente nueve horas por día, ¿Por qué no dedicarnos dos?
Sábados de 17:00 a 19:00 por http://www.radiozdigital.com.ar/ y http://www.argentinaradioz.com.ar/
El programa puede escucharse en cualquier momento ya que queda posteado dentro de la página para ser empleado durante tus actividades.


Una producción de Ronnie und Rainer Produktionen.

Lote 77



Jueves 21 hs en Teatro del Abasto - Humahuaca 3549 - 4865-0014

Compartan con nosotros sus lecturas de la obra, el sábado 24/5 , los esperamos en el programa.


Estuvimos en el Teatro


Les recomendamos la obra que vimos el jueves 22/05, una excelente opción para ir a ver teatro durante la semana.

El sábado realizaremos una serie de acercamientos lecto - interpretativos para intentar asir el texto teatral y abrir el juego semántico que toda "obra" propone.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Sábado 17 de mayo

El sábado 17 de mayo , el programa tendrá como tema eje : "El cuerpo".

El cuerpo y el arte , el cuerpo en la danza clásica, la poesía y el cuerpo, los orígenes de la modernidad y el cuerpo, la coerción, la docilidad, la representación del cuerpo en el cine clásico, la fragmentación del montaje, el cine moderno, la posmodernidad y el cuerpo, el psicoanálisis.

Octavio Paz - Max Blecher -

Como siempre, la poesía , la literatura , el teatro, todo elaborado con una exquisita música y una particular visión de aquello que denominamos "realidad".

martes, 20 de mayo de 2008

Código

clasificados

miércoles, 14 de mayo de 2008

Sábado 17 de mayo


EL programa del sábado 17 versará acerca de La locura. Hablaremos sobre el Arte y La Locura , las instituciones totales, el delirio y la poesía, la música, la pintura , el teatro , aunque , como es habitual, siempre volveremos a la locura de vivir aquí.

En un deslizamiento metonímico , se irán desprendiendo tópicos a través de : Fijman, Foucault, Pizarnik, Artaud, Claudel, Maupassant, Hamlet. Además , los estrenos cinematográficos de la semana, las políticas culturales referidas al cine documental en la Argentina - con la participación de Daniel Alejandro Peláez, un cronista especial -, la participación argentina en Cannes , las exposiciones relevantes , todo condensado en una estructura sonora lista para usar.


Los restos del naufragio .


Ya nevó en Buenos aires,

el humo cubrió la ciudad , transformándose en una niebla londinense ,

Los restos del naufragio , aguardando el terremoto.

Sábados (en vivo ) de 17 a 19 por Radio Z digital


o cuando quieras , el audio te está esperando en la página para que lo uses , queda posteado.

Un visión acerca de la radio

Aquí dejamos una postura acerca de lo qué es la radio para nosotros. Fue levantada de un Blog al que ingresamos mucho: http://tirandoalmedio.blogspot.com


Extrañamos tanto a Quique Pessoa

Además de la esencialidad radiofónica de Quique; Además de su visceralidad, de su “timming” único e irrepetible, hay otras virtudes insignes en su manera de hacer radio que son opacadas por su figura rutilante. A ellas me gustaría referirme dejando sentado desde el vamos que estas líneas tienen la necesaria carga de subjetividad de quién no solo aprendió a hacer radio escuchando a Quique, sino que integró su equipo entre el 2001 y el 2003 en la querida “Once Diez”.Allá por 1999, en el marco de un Congreso Mundial de Comunicación, se montó un Estudio de Radio por el que desfilaron muchísimas personalidades del medio. Cuando le tocó su turno, Quique empezó a “sambar” con su archi conocido huevito y a canturrear casi como un susurro su también clásico:“Estaba sentado debajo del limonero...”Nada más... ni nada menos que eso, canturrear... Nada de tonos altos, de impostaciones cuarteleras, no, todo ahí, abajito...Paulatinamente, el público que abarrotaba la sala fue bajando el tono y en instantes el silencio era absoluto. Y Pesoa con el huevito:“chi qui chi – chi qui chi.. Estaba sentado debajo de un limonero...chi qui chi...”Pesoa creando el clima, delimitando la cancha, llevando a la gente a SU juego, que en radio es Su Clima.Primera lección: “Crear el clima”. Quique siempre sostuvo que la radio es una serie de “climas” y vaya si está en lo cierto. Ese día y en vivo, el tipo creó su clima y luego fue regulando a gusto y placer los sucesivos “climitas” de su improvisación radial.¿Notaste que en la radio actual ya no hay climas? Todo es igual, monótono desde todo punto de vista. ¿Y por qué? Creo que porque es una radio hecha por periodistas generalmente venidos de la prensa escrita. Y la diferencia entre la radio y la redacción de un diario es abismal. Ejemplo: Mario Wainfeld se lucía como comentarista político, precisamente, cuando quien “le manejaba el aire” era Quique. Pero cuando tuvo que tomar las riendas sin ese gran “enganche radiofónico”, lo suyo empalideció y entre otras cosas se quedó sin clima, sin ritmo, sin punch, en suma: Sin radio. Podría arriesgarme a declarar: “Sin climas no hay Radio”Por ahí andan en la memoria los climas de Guerrero Marthineitz; Por ahí anda la gran Betty Elizalde, otra genial creadora de climas; Por ahí anda Alejandro Apo poniendonos el alma en orsay los sábados a la tarde en Radio Continental, pero el resto es intemperie. Radio hecha por periodistas sin swing radiofónico donde, por ejemplo, la música virtualmente desapareció. Ahora se la usa como Separador, y desapareció como cierre contextual de un editorial, que es uno de los momentos más sublimes y potentes de la Radio. Ejemplo: Si luego de un comentario sobre los chicos de la calle se le pega a Mercedes Sosa cantando “A esta hora exactamente / hay un niño en la calle...” inevitablemente se conmueve a la audiencia, entre otras cosas porque tampoco ya casi se escuchan obras de Tejada Gómez. La música desapareció como elemento artístico y como contenido radiofónico. Es patético cuando escuchamos a un conductor decir “Vamos a un tema musical” El tipo no sabe qué va a sonar y hasta dudo que le importe. La música está pensada como Separador. Se estructuran los bloques y se los fragmenta con Tanda o música. Y ni hablar de la música en vivo, eso sí que ya es historia. (Lalo Mir hizo algo en Mitre pero no tenía el valor de lo hecho por Quique, entre otras cosas, porque Pesoa interactúa con los músicos, se les mete adentro y hasta se anima a tocar con ellos, trasciende el rol de mero presentador)Fijate como en pocas líneas nos encontramos ya con algunas “cositas” que fundamentan nuestra “saudade” por Pesoa: “Clima” y “Música”Pero hay algunas cosas mas:Las Cortinas: Históricamente uno enganchaba un programa por sus cortinas. La cortina musical viste al programa y hasta lo perfila. Un programa cortinado con Quincy Jones inevitablemente sugerirá algo distinto a uno cortinado con Arjona...En esta materia Quique también hizo escuela, jugueteando con las cortinas cantando arriba, boludeando, en fin: Haciendo Radio.Las columnas: Un programa de radio, como revista oral que es, requiere de especialistas que hablen de lo que saben ¿Cuántos columnistas encontramos hoy en cualquier mañana radial? Dejando a un costado a los que hacen TV y farándula y deportes, casi ninguno.Producción propia: Pequeño gran detalle. ¿Sabés una cosa? Cuando Pesoa estuvo en radio de la Ciudad, tenía por lo menos dos personas trabajando en producciones especiales. Una nota con una cooperativa yerbatera de Misiones era producida con por lo menos dos semanas de anticipación. Y así en todo. Lo que se resolvía dos horas antes era exclusivamente el punteo de temas políticos del día (que no es lo mismo que “actualidad”) El resto se venía cocinando desde muy atrás. Ejemplo: Un lunes me llamaba esa gran productora que es Paula Niccolini pidiéndome música de Panamá pues el viernes se iba a realizar un enlace con una radio de la patria de Rubén Blades. Así se trabajaba con Quique.¿Qué se conseguía con todos estos elementos? Que el programa sonara siempre único y “distinto” al resto. Que no fuera la monótona rutina matinal de todas radios que enferma por repetitiva y carente de creatividad.Algo similar ocurre con “Marca de Radio” donde uno sabe que cada sábado va a encontrarse con tres horas de radio trabajadas, producidas desde el primer párrafo del editorial de Aliverti, hasta cada informe y segmento del programa.Esto es lo que engrandece aún mas la figura de Quique. Este Quique que nunca tuvo empacho en decir que le “robó” cosas al peruano, a Carrizo y otros grandes. Este Pesoa para quien el hecho de “abrir demasiado el teléfono a la audiencia esconde carencias de producción”. La primera vez que le escuché tal afirmación fue, precisamente, en ese Congreso de Comunicación de 1999. En ese momento no coincidí del todo, pero el paso de los años me demostró que es así. Basta con testear el presente para constatar la gran cantidad de espacios que se cubren con llamados. Es mas, hasta se han hecho programas –como ese lamentable espacio para solas y solos que tenía Hanglin de 22 a 24 en Continental- donde en definitiva las dos horas la cubrían los oyentes dejando sus mensajes. Como me dijo una locutora del SIC “Es el mejor negocio, costo cero en producción y la audiencia te hace el programa...”En programas de FM como “Perros de la Calle”, generalmente el clímax llega con mensajes y salidas al aire de oyentes. ¿Viste? Avanza el oyente como elemento constitutivo del contenido.Pesoa siempre abrió poco el Teléfono, limitándose a leer los mensajes sin responderlos (Cosa que enfurecía a mucha gente) y procede así porque jamás un conductor debe responder el mensaje del oyente dado que se entra en una contienda absolutamente desleal puesto que es el conductor quien siempre tendrá la última palabra y todo el tiempo del mundo para responder un mensaje de 20 palabras.Y bueno, hasta aquí algunos apuntes que persiguen como fin último el rescatar, mas allá de Quique, una forma de entender la radio. Una forma de revalorizar los contenidos valiosísimos de este medio de comunicación al que los grandes conglomerados multimediáticos están transformando en mero “Medio de Difusión”.

martes, 13 de mayo de 2008

Abrimos la puerta y mostramos nuestro estudio


Les mostramos el pequeño reducto desde el que realizamos Los restos del naufragio , el espacio físico desde el que se origina toda la parafernalia auditiva . Sólo intentamos que nos imaginen allí con las capuchas y nuestra osamenta , acalorados , intentando reflexionar sobre aquello que denominamos : REALIDAD.


Tomar partido

Aquí les dejamos la nota del Profesor Eduardo Grüner , que tanto comentamos en nuestro programa. Salió publicada en el diario Página 12, el miércoles 12 de abril de 2008.
Lean !
¿Qué clase(s) de lucha es la lucha del “campo”?
En estas líneas, Eduardo Grüner ensaya un juicio provisorio del conflicto agrario. Desde una postura contraria a las medidas “objetivamente reaccionarias” de los productores rurales, señala los “gravísimos errores” del Gobierno, repasa la ideología burguesa de “odio clasista” y advierte que nunca desde la restauración democrática “la derecha había ganado la calle con una base de masas tan importante”. Más allá del carácter ni confiscatorio ni redistributivo de las retenciones —argumenta—, lo que está en juego es la legitimidad del Estado para intervenir en la economía.

Por Eduardo Grüner *
No es, todavía, hora de “balances” más o menos definitivos. Sí de detener, por un momento, la ansiedad, y de ver dónde está parado cada uno. El que esto escribe está en contra de las medidas (sobredimensionadas, extorsivas, objetivamente reaccionarias, y actuadas en muchos casos con un discurso y una ideología proto-golpista, clasista y aun racista) tomadas fundamentalmente por uno de los sectores más concentrados de la clase dominante argentina en perjuicio de la inmensa mayoría. No es algo tan fácil de explicar brevemente. Hay que empezar por señalar una vez más los gravísimos “errores” cometidos por el Gobierno. Están, por descontado, los errores “tácticos” inmediatos: la desobediencia a los más elementales manuales de política que recomiendan dividir al adversario, y no unirlo (y ni qué hablar de, además, dividir el frente propio); o la torpeza de apoyarse en personajes un tanto atrabiliarios de los cuales se sabe que –por buenas o malas razones– van a caer “gordos” a la llamada “opinión pública”. Pero más acá de estos “errores”, están los que no son “errores tácticos”, sino opciones estratégicas: no profundizar en la medida necesaria las políticas (tributarias y otras) de redistribución del ingreso, utilizar buena parte de las (inauditas) reservas fiscales para seguir saldando la maldita deuda; renovar los contratos de ciertos medios de comunicación que, debería el Gobierno saberlo, más tarde o más temprano se le pondrán en contra (y aquí, como en muchos otros casos, se ve cómo una opción estratégica se transforma rápidamente en un error táctico), y que lo hicieron de la manera más desvergonzadamente interesada de las últimas décadas. Ninguna de estas opciones estratégicas son algo para reprocharle al Gobierno. Reprochárselas –al menos, de la manera en que lo ha hecho cierta “izquierda” dislocada o cierta intelectual(idad) bienpensante y ya ni siquiera “progre” que, pasándose de la raya, cruzó definitivamente la frontera hacia la derecha– sería, paradójicamente, hacerse demasiadas ilusiones sobre un Gobierno que en ningún momento prometió otra cosa que la continuidad del capitalismo tal como lo conocemos. Vale decir: un Gobierno propiamente “reformista-burgués”, como se decía en tiempos menos eufemísticos. La situación, pues, no puede ser juzgada sino por lo que realmente es: una puja (no “distributiva” sino) interna a lo que en aquellos tiempos pre-eufemísticos se llamaba la “clase dominante”.
El inmediato mal mayor
Pero, pero: un gobierno legítimamente electo por la mayoría no es directamente miembro de aquellas “clases dominantes”, aunque inevitablemente tienda a “actuar” sus intereses. Y, en un contexto en el que no está a la vista ni es razonable prever en lo inmediato una alternativa consistente y radicalmente diferente para la sociedad, no queda más remedio que enfrentar la desagradable responsabilidad de tomar posición, no “a favor” de tal o cual gobierno, pero sí, decididamente, en contra del avance también muy decidido de lo que sería mucho peor; y si alguien nos chicanea con que terminamos optando por el “mal menor”, no quedará más remedio que recontrachicanearlo exigiéndole que nos muestre dónde queda, aquí y ahora, el “bien” y su posible realización inmediata. Porque el peligro del mal “mayor” sí es inmediato. En estas últimas semanas se han condensado potencialidades regresivas que muchos ingenuos creían sepultadas por un cuarto de siglo de (bienvenido) funcionamiento formal de las instituciones. ¿Exageramos? Piénsese en los “síntomas”, “símbolos”, “indicadores”, y también, claro, hechos. Nunca en este cuarto de siglo la derecha (económica, social y cultural, y no solamente política) había ganado la calle con una “base de masas” tan importante –incluyendo, sí, a esos “pequeños productores” cuyas legítimas reivindicaciones fueron bastardeadas, incluso por ellos mismos, al rol de “mano de obra” de los grandes “dueños de la tierra”–, hasta el punto de transformarse en un verdadero movimiento social del cual mucho oiremos en adelante. No solamente la calle, sino también el aire: nunca antes había sido tan férreo el consenso “massmediático” para apoderarse del Verbo público –como lo dijo inspiradamente León Rozitchner– con el objeto de aturdir hasta el mínimo atisbo de un pensamiento autónomo, no digamos ya “crítico”. Nunca antes las cacerolas habían sido tan bien disfrazadas de diciembre de 2001 argentino cuando en verdad representan –en inesperado retorno a su auténtico “mito de origen”– un septiembre de 1973 chileno. Nunca antes había habido una tan oportuna coincidencia con un aniversario del 24 de marzo. Nunca antes había habido una tan puntual coincidencia con un meeting de lo más granado de la derecha internacional en Rosario. Y ya que de “internacionalismo” se trata, nunca antes había habido una coincidencia tan “contextual” con las avanzadas desestabilizadoras –obviamente fogoneadas desde mucho más al Norte– sobre las “novedades” –no importa ahora lo que se piense de cada una de ellas– sudamericanas, desde las aventuras bélicas de Uribe en la frontera ecuatoriana (y por refracción, venezolana) hasta la feroz ofensiva oligárquico-separatista contra Evo Morales. Nunca antes se había conseguido reimponer el insostenible mito de que es el “campo” lo que ha construido a la “patria” (en una nefasta época esa construcción, se decía, había estado a cargo del Ejército Argentino, que era, al igual que el “campo”, incluso anterior a la nación: una asociación inquietante), cuando, sin meternos con la historia, sabemos que hoy –lo acaba de demostrar impecablemente el economista Julio Sevares– su contribución al PBI es mínima. O el igual de anacrónico mito de que estamos ante una batalla épica entre el “campo” y la “industria”, cuando hace ya décadas que los intereses de esos dos sectores actualmente ultra-concentrados en anónimas sociedades multinacionales –que incluyen, y en lugar destacado, a la “industria cultural” y los medios– entrecruzan sus intereses de manera inextricable, bajo el comando de las grandes agroquímicas, los pools sembradores, o los trusts de exportación cerealera.
El odio de la burguesía
Y a propósito de esto último, que atañe a la estructura de clases en la Argentina actual, nunca antes –posiblemente desde el período 1946/55– se había desnudado de manera tan grosera y frontal la violencia (por ahora “discursiva”) de la ideología de odio clasista de la burguesía y también de cierto sector de la llamada “clase media”; es este odio visceral e incontrolable, y no alguna desinteresada defensa del mitificado “campo”, es ese clasismo-racismo, él sí “espontáneo”, el que constituye la verdadera motivación para participar en los “piquetes paquetes”, desentendiéndose de la “contradicción” de estar orgullosamente haciendo lo mismo contra lo cual putean cuando se les corta la huida por Figueroa Alcorta. Que nunca haya sido tan pertinente, pues, el análisis de clase para juzgar un conflicto, no significa ejercer ningún reduccionismo de clase: las “clases altas” y las “clases medias” no tienen, es obvio, los mismos intereses materiales inmediatos; pero en la Argentina hace ya muchísimo que las segundas subordinaron sus intereses materiales a largo plazo a su patética, servil, identificación con los de las primeras, y es por eso que tan a menudo han trabajado de “mano de obra” de ellas, y en las peores causas. No hace falta ser un sofisticado marxista para entenderlo: bastaría citar la diferencia elemental –que constituye el ABC de la más básica sociología “estructural-funcionalista”– entre grupo de pertenencia y grupo de referencia.
Se equivoca pues la primera mandataria al decir que lo que se juega en este conflicto nada tiene que ver con la lucha de clases. Una vez más, no cabe reprochárselo: ella es peronista, y por lo tanto lo cree sinceramente. El problema es que crea que basta creerlo (o desearlo) para que la cosa no exista. No advierte, tal vez, la paradoja –por otra parte perfectamente explicable por la propia historia del peronismo histórico– de que el Gobierno que ella preside, aunque en “última instancia” represente compleja y ambiguamente, y con algunos escarceos defensivos de la autonomía del Estado, los intereses estructurales de la “clase dominante”, para la ideología estrecha de esa clase dominante, que ha hecho tan buenos negocios en este último lustro, representa los intereses (¿habría que decir: “simbólicos”?) de las otras clases, y por lo tanto su gobierno es el chivo expiatorio del “odio de clase” en una época en que, por suerte, ya no pueden hacerse pogroms masivos ni aplicarse científicos planes de exterminio colectivo. La clase dominante argentina está desde siempre acostumbrada a no tolerar ni siquiera aquellos tímidos escarceos “autonomistas” por parte de ningún gobierno (por lo menos, de ninguno “civil” y legalmente elegido: porque sí toleraron la mucha “autonomía” estatal de que gozaron las dictaduras militares para aplicar sus políticas económicas tanto como represivas). Aquella famosa consigna setentista –“Y llora llora la puta oligarquía, porque se viene la tercera tiranía”– era, entre otras cosas menos defendible, una ironía sobre el sempiterno tic de la burguesía, consistente en calificar de “tiránico”, “autoritario” o “dictatorial” (aunque en estos tiempos posgramscianos se diga “hegemónico”, como si la hegemonía no fuera el objeto mismo de la política) a cualquier gobierno, sea cual fuere su política, que osara insinuar que algunas cositas menores las iba a decidir él. Aunque parezca inverosímil, los acusaron de “comunistas”, “socialistas”, “nazifascistas”, sólo porque intentaron tomar algunas decisiones que, sin ser claramente opuestas a los “intereses dominantes”, no representaban una obediencia automática y directa a los amos del Capital.
La lucha de clases
Nada muy diferente está sucediendo ahora: puesto que llevamos un cuarto de siglo de democracia institucional, es en nombre de esa misma “democracia” que se usan los mismos (des)calificativos contra este Gobierno, al que se identifica, disparatadamente, como la otra parte en la “lucha de clases”. Y tal vez la Presidenta, aunque oscuramente, intuya esto, y por ello se defiende de lo que toma como una “acusación”. Pero, lo lamentamos: la lucha de clases no existe, pero que la hay, la hay. Muchos “progres”, al igual que este Gobierno, creen que no la hay porque las masas populares no están movilizadas en una contraofensiva dirigida al avance de la derecha. Pero, primero: las clases dominantes también luchan: la aplicación sistemática, sea a punta de bayoneta o por políticas “pacíficas”, de la reconversión capitalista “neoliberal”, eso es lucha de clases, emprendida por la clase dominante contra las dominadas y sus aún magras conquistas anteriores. Como lo es claramente el mantener desabastecidos a los sectores populares, con su inevitable consecuencia inflacionaria (algo que, a decir verdad, viene ocurriendo indirectamente desde mucho antes, dadas las cuotas de exportación ayudadas por el dólar alto y el consiguiente desequilibrio entre oferta y demanda en el mercado interno). Segundo: si las masas populares están desmovilizadas, también es porque este Gobierno (y sobre todo todos los anteriores, si bien éste no ha hecho nada importante para subsanarlo, limitándose en este terreno a administrar lo ya acumulado) las ha desmovilizado, aun cuando en defensa propia le hubiera convenido, incluso con los riesgos que hubiera representado para un gobierno “reformista-burgués”, tenerlas a ellas en la calle antes que, pongamos, a D’Elía o Moyano (y se entenderá, suponemos, que con esos nombres estamos simplemente haciendo una taquigrafía, y no imputaciones a personas). Como no las ha movilizado, la ofensiva de clase de las fracciones más recalcitrantes de la burguesía fue contra su “adversario” visible, el Gobierno: otra, y para nada menor, opción estratégica transformada en error táctico.
En fin, no estamos –hay que ser claros– ante una batalla entre dos “modelos de país”; el modelo del Gobierno no es sustancialmente distinto al de la Sociedad Rural. Pero la derecha y sus adherentes ideológicos no toleran la más mínima diferencia de “estilo” con su modelo, del cual creen ser los únicos dueños, y sus primeros benefactores. ¿Tomar conciencia de ello hará que el Gobierno, aunque fuera “en defensa propia”, pergeñe un “modelo” diferente? No parece lo más probable. Tiene razón Alejandro Kaufman: todo esto no nos ha hecho pasar a la “gran política”; pero también es cierto que, bien jugada, podría ser la ocasión de al menos atisbar ese pasaje a una suerte de “gran relato” de la política. De que nuestros debates principales ya no sean (aunque por supuesto habrá que seguir haciéndolos, en otra perspectiva) las mentiras del Indec o el dinero de Santa Cruz emigrado a Suiza, sino los que atañen, efectivamente, al “modelo”, incluyendo un modelo integral y planificado a largo plazo para el “campo”. Pero si esta ofensiva de la derecha triunfa, esa ocasión se habrá perdido por décadas.
La legitimidad del Estado
En este relativamente nuevo contexto, no podemos quedar atrapados (otra vez, sin que haya dejado de ser necesario hacerlas también) en las discusiones sobre los detalles “técnicos” del conflicto. Hoy, ahora, el problema central ya no son (y tal vez nunca lo fueron en serio) las benditas “retenciones”. En un registro “puramente” económico –lo acaba de demostrar Ricardo Aronskind– ya se está discutiendo la renta a futuro del 20 por ciento de los “dueños” que controlan el 80 por ciento de la “tierra”, y no centralmente las retenciones actuales. Ya lo sabemos: ni el aumento de las retenciones móviles a las rentas extraordinarias del “campo” supone, no digamos ya una medida “confiscatoria” (¡¡!!), sino ninguna “pérdida” importante para un “campo” que nunca ha ganado tan extraordinariamente; ni, del otro lado, es estrictamente cierto que las retenciones sean una medida ampliamente “redistributiva” que vaya a mejorar decisivamente la brutal injusticia social que aún campea en la Argentina. Pero esto no significa que las retenciones (no, claro, por sí mismas, pero sí en la trama de una política nacional articulada que incluyera muchas otras medidas) no podrían y deberían contribuir a esa redistribución. Si la derecha gana, se habrá creado un peligroso antecedente de deslegitimación de la intervención del Estado en la economía, y esto impediría, o al menos obstaculizaría gravemente, que este Gobierno (si es que en algún momento reorienta sus opciones estratégicas) o cualquier otro futuro, sí utilizara las retenciones u otras medidas semejantes con fines redistributivos. Eso, en el mejor de los casos. En el peor, una parte nada despreciable de la sociedad argentina habrá completado un enorme e integral giro a la derecha del cual difícilmente habrá retorno. La situación obliga, a todo el que sienta una mínima responsabilidad ante aquella sociedad, a sentar con la mayor nitidez posible una posición. Insistamos: no necesariamente a favor del Gobierno, sino inequívocamente en contra de intentonas que a esta altura ya nadie puede dudar que son intencionalmente o no (pero más bien sí) “desestabilizadoras”, “golpistas”, “reaccionarias”. Los “golpes” ya no son hechos con tanques e infantería, pero no por eso han caducado: la especulación económica, la insidia mediática de las medias verdades y las enteras mentiras, la corrupción verbal de los epítetos clasistas y racistas, la confusión consciente de la parte con el todo –sea a favor o en contra del Gobierno o del “campo”– suelen tener un efecto más lento pero incomparablemente más profundo que los mucho más visibles uniformes con charreteras. El Gobierno deberá tomar cuidadosa nota de las “novedades” que se han producido. Y también, y sobre todo, deberemos hacerlo nosotros, los que –sin ser totalmente o siquiera en parte “pro-Gobierno”– no tenemos derecho a equivocarnos sobre dónde está el peligro mayor. Sobre dónde estará: porque esto –tregua o impasse o compás de espera, como se quiera llamarlo– recién empieza.
* Sociólogo, ensayista, profesor de Teoría Política y de Sociología y Antropología del Arte (UBA).

miércoles, 7 de mayo de 2008

Sábado 10 de mayo



El sábado 10 estaremos festejando nuestro primer mes. Tendremos al mayo francés como tema eje de la emisión , hablando acerca de películas , libros, teatro y demás acercamientos estéticos realizados sobre el hecho histórico. Los debates acerca de la modernidad, la posmodernidad, el fin de la politica, el estallido de las minorías.

Además, las noticias de la semana desde un ejercicio de la mirada distinto - es decir, sin estar en el "llano" como Joaquín, sin cobrar "los dos sobres " como Marcelo y Gustavo , sin ser "independientes"-, los estrenos de la cartelera teatral local, los comentarios de lecturas recientes, la música , alguna poesía y demás yerbas.


"Los restos del naufragio" , en contra de todos y a favor de ninguno , un programa hecho sin amor.


Crítica de cine – Cultura – Artes – Politica – Periodismo -
Poesía – Literatura – Videoarte – Música
Si alquilas tu mente nueve horas por día, ¿Por qué no dedicarnos dos?
Sábados de 17:00 a 19:00 por http://www.radiozdigital.com.ar/ y http://www.argentinaradioz.com.ar/

El programa puede escucharse en cualquier momento ya que queda posteado dentro de la página.



lunes, 5 de mayo de 2008

Los restos del naufragio


Comienza el programa del año , "Los restos del naufragio", un viaje hacia ninguna parte.
Dos voces antirradiales se unen frente a un pequeño micrófono, en un sitio cualquiera de la ciudad de Buenos Aires, para arremeter contra la rutina y marcar a fuego el aire de la web.
Un programa sin género, sin formato , sin estructuras , con la aparente evanescencia de la transversalidad como marca.
Critica de cine , Artes Plásticas, Teatro, Danza, Literatura, Poesía , Música, Políticas Culturales. Todos los temas en un espacio, con una mirada que seguramente no es la tuya, pero existe.
Una imperfecta combinación de incorrección política, irreverencia, malestar e improvisación.
Con una programación musical excelsa , organizada especialmente para cada emisión, la agenda política del día , los temas culturales, las diversas manifestaciones estéticas, los libros, las canciones, los bares, los enigmas ; todo combinado en una materialidad sonora dispuesta para la fruición del oyente.
No esperes más ... escuchá "Los restos del naufragio" por http://www.radiozdigital.com.ar/ y http://www.argentinaradioz.com.ar/. Los sábados de 17 a 19 (en vivo) o cuando quieras , el audio te está esperando en la página para que lo uses .