domingo, 31 de agosto de 2008


"Señorita Julia", en el Teatro Belisario.
Todos unidos con Strindberg
Una más que interesante re-visión del gran dramaturgo sueco.

Argentina luego del golpe de 1955. Argentina HOY luego de los avatares de “El campo” versus “El Populismo (justamente el primer Peronismo, haciendo un reduccionismo fácil, pero apropiado para esta reseña)”.
Acierto en la elección de esta versión libre de “La Señorita Julia” de Claudio Ferrari para reactualizar una potente obra y una siempre vigente lucha.

La lucha entre “Señores” y sirvientes. Empleados. “Obreros” como le hace decir a Julia en uno de sus tantos comentarios despectivos, lúbricamente despectivos. La lucha de clases en definitiva, aunque Marx siga asustando a lectores de diarios preconciliares y decimonónicos u otros dirigidos por un otrora periodista que puteó a Massera y hoy parece discípulo del bien fallecido Neustadt.

“Señorita Julia” condensa y me permito decir que amplía el sentido originario de la obra. La universalidad entre otros caracteres hace de un hecho estético uno artístico. La obra original por sí sola lo es. Pero es Strindberg y el dramaturgo sueco, paradojal, contradictorio. Extremista y ácido navega a dos aguas, entre el odio corrosivo de las clases bajas y el desprecio mutuo entre ambas. La dialéctica sirviente (obrero en Argentina pos-golpe de 1955) y clases dominantes (oligarquía según reducción ad hoc) escenificada en la cocina de lo que podría ser la de una estancia de “el campo” que supimos conseguir.

En esa noche larga, la más larga, donde supuestamente (hipócrita y gatopardísticamente) las diferencias se borran, ocurre todo lo contrario. Aparecen crueles y descarnadas, arropadas en disfraces. Juan sometiendo por única vez y para siempre a Julia, poéticamente vengando a su clase en su imaginario, pero la muerte y la locura religiosa presente desde el primer cuadro con la notable Maia Francia en el papel de Cristina nos indica o nos amplía el universo textual y de debate, feminismo, la sorpresa ante una nueva “actriz social”, la mujer que pretende estar en igual lugar que el hombre. “¡Habráse visto semejante pretensión!” Pobre Juan. Pobres obrer@s. No hay tal reivindicación.

Igualmente se revela la contradicción -“lucha” y de clases como alguna dirigente no se atreve a mentar- permanente con el pasado, en otra paradoja más, repetida en Argentina, en este país con nombre de mujer medio siglo después. Dos mujeres. Dos mundos. Lo nuevo (Julia con una sorprendente Laura Azcurra) y la vieja Cristina. Pero no hay síntesis en Juan. (Un muy creíble Caspar.)

Strindberg, socialista y antifeminista según comentan sus biógrafos, tenía grandes “desórdenes” espirituales que le llevaron a dos fracasados intentos de suicidio, una mezcla de Nietzsche y Cristianismo con su historia de padecimientos y carencias entre otros muchos circunstancias, hicieron de él un dramaturgo feroz e implacable, contradictorio, molesto. Ferrari y Ure lo reviven nuevamente para agrado de los amantes del teatro.

Juan Lucas Tossard para LRN.
Audio de nuestra emisión - viernes 15/8



Ficha Técnica:

Autoría: August Strindberg; Versión: Claudio Ferrari; Actúan: Laura Azcurra, Carlos Kaspar y Maia Francia; Diseño de vestuario: Estela Martelotta; Diseño de escenografía: Marcelo Valiente; Diseño de luces: Pablo Calmet; Realización de vestuario: Estela Martelotta; Fotografía: Andrés D`Elia; Diseño de imagen: Alan Berry Rhys; Asistencia de dirección: Andres Muller;Producción Ejecutiva: Eduardo Tatay; Supervisión: Alberto Ure; Dirección y Producción Gral: Claudio Ferrari

Todos los sábados a las 21 hs. en el Teatro Belisario, Av. Corrientes 1624.
Entrada $35 / Tel. Reservas: 4373-3465

martes, 26 de agosto de 2008

Una compleja obra en el Patio de Actores.
El vínculo de la locura

“El gran ceremonial” con la dirección de Miguel Guerberof, muestra las perversiones humanas en su máxima lujuria

Espacio abierto. Caja negra. Ambiente despojado, oscuro. Tres muñecas colgadas y cinco personas. Movimientos discontinuos. Canción de cajita musical. Luz tenue.

- ¡Mamá!, el grito rompe el silencio lingüístico.

Fernando Arrabal es un autor español sumamente controversial, y a su vez complejo de representar, debido a la inmensa carga emocional y psicológica que tienen los textos. Sus obras, como podemos observarlo en “El gran ceremonial”, acarrean personajes conflictuados que rompen con la norma establecida, y con los parámetros sociales a los que el público está acostumbrado. El sexo, el dolor, la lujuria, y el poder, funcionan como las motivaciones del ser.

Miguel Guerberof, elige una estética realista para la interpretación de los personajes, la cuál provoca una enorme contradicción en los espectadores. Por un lado, se sienten identificados porque observan en los mismos un comportamiento habitual, mientras que el significado de sus palabras y la justificación de sus acciones pertenecen a un mundo enfermo. Esa contradicción constante es responsable de la permanente incomodidad en el público, respecto de lo que están siendo testigos.

Por otro lado, los actores, cada uno desde su papel y lugar, tienen una gran entrega y un alto compromiso corporal durante toda la representación, desde los momentos que están en primer plano hasta los que permanecen callados en escena.
El escenario oscuro provoca la necesidad de llenarlo con los cambios bruscos en los tonos de voz y las intensidades de los personajes.

En la obra se inmiscuyen problemáticas psicoanalíticas como el complejo de Edipo y el sadomasoquismo. Estos componentes se interrelacionan en el rito llevado a cabo por madre e hijo. Él se convierte en un súbdito sexual y servil de su propia progenitora. Sale de su casa en busca de una nueva mujer para entregársela como trofeo, y ésta, se transforme en su nueva muñeca-esclava, satisfaciendo así todos sus deseos. Esas son sus leyes, su habitualidad. Su propia realidad compartida.

Conflictos psicológicos extremos conviven yuxtapuestos en los personajes. Estados de embriaguez en las grietas de la demencia humana. Los observadores partícipes desean escapar de ese mundo dionisiaco; no soportan la exposición de las peores perversiones humanas.

Roberta De Biase, para Los Restos del Naufragio.

Ficha Técnica
Elenco: Javier Montú (Cavanosa), Gaby Lerner (Madre), Vanesa Motto Guastoni (Syl), Laura Dozo (Lys), Alejandro Spangaro (Amante) / Asistencia Técnica y puesta de luces: Mabel Rosati / Escenografía y Vestuario: Carlos Da Silva / Entrenamiento Vocal: Graciela Hernández / Fotografía: Sol Navedo / Prensa: Simkin & Franco / Dirección: Miguel Guerberof
Funciones: domingos, a las 20:30hs. Patio de Actores: Lerma 568.

lunes, 25 de agosto de 2008

Manifiesto vs Manifiesto, de Susana Torres Molina y Marcelo Mangone.

Un infinito sin verdades

Un hombre de edad avanzada permite la entrada al espacio que conglomera diversas artes. Las mesas y la barra están ocupadas por consumidores/espectadores aún no identificados. Faltan cinco minutos para el horario estipulado del comienzo de la función. Se empieza a divisar a los que asistirán a la representación debido a la formación de la respectiva fila para adentrarse, por orden de llegada, a la sala.

El tic tac de un metrónomo organiza el ingreso del público que estratégicamente va eligiendo su silla. El escenario está compuesto por un tubo de oxígeno, dos televisores, cinco sillas con rueditas, un velador y una mesa.
Durante el transcurso de la obra se completará con la utilización del cuerpo de los actores como maniquíes escenográficos, cuando otro de sus compañeros lleva la voz de mando. Este es un hecho peculiar: los directores han decidido representar el binomio cuerpo/ arte de modo recitado, en muchos momentos de la obra. A partir de anécdotas, se plantean las expresiones, funciones y necesidades del cuerpo.
Procesos naturales (vida y muerte), alteraciones químicas (drogas y anabólicos), acciones placenteras (hacer el amor, reír y comer), y situaciones dolorosas (violencia y abandono). Diversas alteraciones físicas sobre nuestro soporte.

Preguntas como: ¿El cuerpo es arte? ¿El arte es creado por el artista?, permiten prorrumpir a Rudolf Schwarzkogler, representante del Accionismo Vienés :movimiento artístico que ejercía la violencia radical como estética a través de las manifestaciones públicas (performances). En la obra, el medio audiovisual nos permite ver algunas de ellas, como así también a un psicólogo que las descalifica como hechos artísticos. Además se intercalan imágenes de los actores en estados corporales tanto betas como alfas.

Un gran compromiso y concentración constante de los intérpretes. Tres energías en voces y cuerpos heterogéneos pero muy agradables en conjunto debido a esta diversidad.

Nada se establece, convive siempre la dialéctica, convergen las dos opiniones opuestas respecto de un tópico: Manifiesto vs Manifiesto.

El sonido constante de un metrónomo, organiza el egreso del público. Las mesas y la barra están ocupadas por consumidores que observan a los espectadores retirarse de la sala. Un hombre de edad avanzada permite la salida del espacio, el círculo se abre.
Roberta De Biase, para Los Restos del Naufragio

Marcelo Katz presenta “Ilusos" ,una propuesta sensible, ingeniosa y muy divertida en el Portón de Sánchez.

Papelitos surtidos

Cinco sueños yuxtapuestos tejen una trama de historias mínimas, que sin embargo funcionan como el eje a partir del cual se desocultan los personajes.

“Ilusos” lleva a escena historias que aún no existen, cristalizadas en sueños, siempre efímeros como vagas visiones de papel.

Recorre ingeniosamente los sentimientos de sus personajes, arma y desarma. Sorprende por la sutileza con que cada acto se presenta.

Con una puesta en escena excelente, llega hasta lo más íntimo del espectador quien se atreve a ser intérprete, ni bien un personaje lo interpela. Sobre la isla de papel en la que estos se despliegan.
“Ilusos” muestra la inmensa capacidad del hombre: el poder de superar las fronteras espacio-temporales para nombrar, y convertir ése discurso en “sueño”.

Es sin duda, una obra excelente, sensible y profunda. Con actuaciones magistrales, invita a experimentar la geografía empapelada en la que convergen aquellos hombres y mujeres ávidos de vida, a medio camino entre un presente constantemente borrado y un futuro que no se deja dibujar.
Cintia Mariscal, para Los Restos del Naufragio.

Ficha Técnica
Autores: Compañía Clun
Elenco: Irene Sexer, Luciana Wiederhold, Pablo Fusco, Sebastián Godoy, Juan Noodt.
Diseño de Escenografía: Cía. Clun y Gabriel Díaz
Realización de Escenografía y jefe Técnico: Gabriel Díaz
Diseño de Vestuario: Gabriela A. Fernandez
Realización de Vestuario: Marta Dieguez
Diseño y realización de Peinados: Fernando Ibáñez
Barbytólogo: Miguel Rur
Asesoramiento Coreográfico: Gabi Golberg
Diseño de Iluminación: Fernando Berreta
Música: Sami Abadi
Diseño Gráfico: Agustin Pérez Laspiur
Fotografía: Sol Levinas
Asistente de Dirección: Leonardo Quiroz
Asistente de Producción: Iris Intilangelo.
Productor asociado: BD cine
Dramaturgo y asesor de Puesta en Escena: Martín Joab
Dirección General: Marcelo Katz
Dirección: Sánchez de Bustamante 1034 Reservas: 4863-2848Funciones: Sábado 23 hs.

Danza – Teatro en la sala regenteada por Alberto Félix Alberto
Las pasiones del ánimo
en movimiento
¿Remedios contra el amor? o la reflexión del afecto.


Et vos, qui sero lapsum revocatis, amici,
quaerite non sani pectoris auxilia.
Fortiter et ferrum saevos patiemur et ignes,
sit modo libertas, quae velit ira, loqui.
Ferte per extremas gentes et ferte per undas,
qua non ulla meum femina norit iter.
Remedia Amoris.


Remedia Amoris, quizás la obra más importante de Ovidio –junto con Las Metamorfosis-, ha sido el eje de una restringida transposición al lenguaje de la Danza, producto de la investigación y el trabajo de la bailarina –y actriz-: Laura Sapriza Morán.

El texto escrito en el año 1 d.C., constituía un extenso poema perteneciente al género de la literatura didáctica latina, donde se enumeran normas básicas de conducta para sobrevivir a un amor desafortunado, complementándose con un escrito anterior del mismo autor, Ars amatoria.

Desde el título, las enunciadoras del espectáculo proponen una ruptura con el original, aquí se obtura la aseveración, postulando la crisis que toda interrogación instaura: no importan las respuestas, la jerarquía radica en la pregunta. Así, ¿Remedios contra el amor?, asienta su juego en la duda frente a la salida indemne de toda relación amorosa, las marcas impresas en la subjetividad de los personajes, producto de múltiples relaciones, aparecen en el escenario con una delicada combinación de interpretación dramática y movimiento.

Las bailarinas-actrices emplean una mixtura de técnicas pertenecientes a la Danza modernala contracción/relajación y la caída/recuperación- dibujando intensos fraseos sobre el escenario despojado que intiman al espectador; quien, sin dudas, saldrá afectado del espectáculo ante la interpelación constante.

El trabajo con el piso es otro aspecto destacable, no sólo por la interrelación que despliegan sobre él las bailarinas, también porque las características de iluminación permiten resaltar los pies y el cuerpo, destacando la coreografía y las formas bellas de los cuadros generados.

Dos mujeres formulan una relectura, invirtiendo cierta postura de género presente en el poema de Ovidio, actualizan el texto desde un estadio de la feminidad que se abre a la universalidad de la consecución del sentimiento.

El espectador no hallará las recetas que le permitan soslayar el peligro de estar vivo, pero encontrará una propuesta atractiva, creativa, y poco frecuente en la escena porteña.

Conrado Beretta, especial para Los Restos del Naufragio.

Ficha técnica
Idea y Dirección: Laura Sapriza Morán. /Coreografía e Intérpretes: Paula Budnik y Laura Sapriza Morán. /Asistencia: Paz Sapriza. /Música: Toña “La Negra”, Lila Downs, Lola Beltrán, Chavela Vargas, Roberto Carlos y otros. /Diseño de Luces: David Seldes. /Producción de Video: Santiago Cortabarria. /Maquillaje y Vestuario: Flavio Marasca. /Fotografía: Mariana Sapriza Morán.
Lugar: Teatro del Sur, Venezuela 2255 Reservas: 4941-1951

miércoles, 6 de agosto de 2008

"Como Blanca diosa", la nueva puesta del prestigioso director Hugo Urquijo, en el Teatro del pueblo.


De New Orleans a Banfield.

De como Blanche Dubois devino Ema/Rosa


La música de Sandro. Tal vez hablar de Sandro sea lo más apropiado. Éxitos de fines de los sesenta. La candidez de los años del amor, de la experimentación, del mayo francés y un mundo que se sacudía. Con estas marcas, Daniel Dalmaroni nos introduce a un viaje por la añoranza (¿locura? ¿bipolaridad?) de una mujer fanática de un ícono devenido en prócer de la música argentina.
Una planta escénica acorde, despojada; un espacio donde predomina el rosa. Todo es rosa y rosado. Ema también. Es Rosa. Rosa por casualidad y causalidad.

Como blanca diosa es la historia de un amor ideal, la locura del amor de una mujer por un hombre idealizado. Una estrella. "¡Stella de estrellas!" gritaba de alegría Blanche Dubois cuando llega a visitar a su hermana, quien podría ser Milvia (Cecilia Dopazo) para la ocasión.

Amor enloquecido y sufriente el de Blanche, amor de admiración y sobria bipolaridad el de Ema/Rosa.

La universalidad del Arte, del teatro en la acción, en clave de comedia en la obra de Daniel Dalmaroni, con la medida y filosa impronta de Urquijo.

Comedia y tragedia unidas por una manía. La manía del amor, de la búsqueda del amor ideal en el seno de dos parejas cotidianas, "de barrio".

¿Una relectura de A streetcar named Desire (Un tranvía llamado Deseo) o una parodia de la locura que embarga a la mujer que se siente sola en compañía, sojuzgada por el matrimonio burgués, que prefiere la "seguridad" de la institución a la soledad?
Acertadamente, las canciones de "Sandro de América" puntúan la obra, en consonancia con su desarrollo, "un mundo de vibraciones" de ensueño, "de sensaciones" que pululan en derredor, como un fantasma de alegría, pero que en definitiva nunca se desvanece, pero tampoco se concreta.

La decadencia de Blanche revisitada en Rosa, amargamente alegre, ilusa, raptada por extraterrestres, bipolar, con humor negro, con Graciela Dufau conducida magistralmente y un elenco acorde y muy bien acoplado.
Fanatismo, locura, en una búsqueda universal que "conduce a la dulce pena de sufrir", el encuentro de la felicidad.
Audio de nuestra emisión del viernes 25/7



Juan Lucas Tossard, para LRN
Ficha técnica
Actores: Ricardo Talesnik, Cecilia Dopazo, Graciela Dufau, Néstor Caniglia (Lionel Campoy)
Autor: Daniel Dalmaroni ; Prensa : Simkin & Franco; Asistente: Andrés Giardello; Producción: Jorge Dyszel; Asistente de dirección: Melisa Melcer ; Dirección: Hugo Urquijo.

martes, 5 de agosto de 2008

"Crudo", en No Avestruz.
La vida es puro teatro

José María Muscari se sube a las tablas renegando de ellas y afirma que no es ficción. Abre las puertas de su mundo de obsesiones y deseos.
Hace ejercicio, cocina, habla con su mamá y su papá, chequea mails, baila, canta y relata sus miedos más profundos, sus obsesiones y sus deseos.
José María Muscari comparte los pasajes de su vida en “Crudo”, la obra que escribió junto con su amiga, vecina y colega, Mariela Asensio, en la que, según sus propias palabras, lo muestra en toda su esencia.

Lo primero que llama la atención es que un hombre de teatro, con una prolífica producción y que este año saltó al circuito comercial de calle Corrientes, quiera hacer una obra a la que define como que “no es ficción”, en donde muestra “la vida misma”, “su” vida misma. Como si fuera un participante de un reality show recorriendo los programas de chimentos de la televisión del mediodía, habla de su vida familiar, de su miedo a ser obeso como su padre, de la relación con su madre, del cuidado obsesivo de su cuerpo en busca de una belleza que le quita el sueño y le hace ir al gimnasio todos los días, y cumplir con un estricto plan de alimentación basado en productos dietéticos y de marcas de primera línea. Esto no es ficción, son los temas que lo agobian. Como lo agobian también lo que puedan decir de él los críticos que juzgan su trabajo sin haberlo visto nunca. Como lo agobia el hecho de sentirse lindo y, sin embargo, solo, sin nadie con quien compartir su vida. Como lo agobia, la soledad que se incrementa cuando su computadora no funciona.
Muscari, en “Crudo”, no hace ficción, hace realidad. La realidad de millones de personas que sienten los mismos miedos que él, como el de ser reconocidos por la mirada del otro, aceptados y principalmente, amados y queridos. Quizás el espectador se sienta reflejado en ciertos pasajes, en otros, dejará que la propia obsesión de Muscari cobre vuelo y es ahí en donde deberá preguntarse sobre sus propios miedos y obsesiones. Es ahí donde entra la ficción, para interpelar la realidad, porque lo que hace Muscari junto con Asensio, es teatro. Un teatro con su vida misma.
Se nota que más allá de sus angustias, miedos, broncas y frustraciones, Muscari está contento con su vida. ¿El espectador que va a verlo, está contento con la suya?

Ricardo Sarmiento, para "Los Restos del Naufragio".

Ficha técnico artística
Dramaturgia: Mariela Asensio, José María Muscari
Actúan: Soledad Cagnoni, José María Muscari, Mariana Plenazio, María Soledad Tuchi
Diseño de luces: Matías Sendón
Realización de escenografía: Nicolás Botte
Asistencia técnica: Diego Casado Rubio
Asistente de producción: Diego Rinaldi
Asistencia de dirección: María Soledad Tuchi
Producción general: Héctor Bordoni
Coreografía: Gabriela Barberio
Dirección: Mariela Asensio
Web: http://www.crudoteatro.blogspot.com

Noavestruz
Humboldt 1857
Teléfonos: 4777-6956

sábado, 2 de agosto de 2008




Hermanecidos, con dramaturgia y dirección de Claudio Pazos
La sordidez del vínculo
En el Teatro Boedo XXI se presenta un espectáculo sombrío y sugestivo.

¿Cuál es el estatuto del lazo familiar? ¿Qué historias se ocultan detrás de todo núcleo interpersonal? ¿Qué dimensión posee el amor materno? Tales interrogantes parecen atravesar la obra en toda su corpulencia; es que en Hermanecidos, aparece la aberración como eje del conflicto que motoriza la representación.


Un trabajo impecable de los actores bajo la dirección de Claudio Pazos, propone al espectador el ingreso a la vida privada de dos hermanos que han padecido la exacerbación del amor materno en su máximo esplendor, entre los límites de la sujeción y la monstruosidad.
Ellos se proponen ahora vender el inmueble que han heredado, para ello, ofrecen una charla sobre las bondades de la casa a un grupo de posibles compradores. Los espectadores serán instados a participar desde la narración a través del artificio teatral desplegado en el espacio de la escena.
La platea, diseñada en medio del living de la casa, sillas en círculo dispuestas para la observación de los asistentes, posibilitan la permanente expectación del público ante la exposición del perturbado parentesco que une a los personajes. Las marcas del lazo maternal se materializan de manera vertiginosa entre acertados momentos de un humor sombrío, intercalados en la negrura total del texto. Poco a poco, el secreto será develado para sorpresa de los testigos, que hasta son convidados con una taza de té.
La sala constituye el ámbito teatral más que propicio para llevar a cabo este espectáculo, el Teatro Boedo XXI, se encuentra establecido precisamente en lo que fue una amplia casa del barrio.
Hermanecidos, a la manera de un precursor como Alfred Hitchcock, mantiene al espectador en un constante estado de suspense”, durante todo el espectáculo, postulando una recóndita reflexión acerca de las hilachas de una relación familiar.


Conrado Beretta, para “Los Restos del Naufragio”


Con Veronica Valle y Alfredo Rizo
Diseño de iluminación Ivan Nirich
Diseño Grafico Jorge Lopez
Asistente Carla Tarantino

Prensa: Castillo - Arango
Dramaturgia y Dirección Claudio Pazos

VIERNES 21 hs - Boedo XXI (Boedo 853) CABA - Reservas 4957 1400