Una más que interesante re-visión del gran dramaturgo sueco.
Argentina luego del golpe de 1955. Argentina HOY luego de los avatares de “El campo” versus “El Populismo (justamente el primer Peronismo, haciendo un reduccionismo fácil, pero apropiado para esta reseña)”.
Acierto en la elección de esta versión libre de “La Señorita Julia” de Claudio Ferrari para reactualizar una potente obra y una siempre vigente lucha.
La lucha entre “Señores” y sirvientes. Empleados. “Obreros” como le hace decir a Julia en uno de sus tantos comentarios despectivos, lúbricamente despectivos. La lucha de clases en definitiva, aunque Marx siga asustando a lectores de diarios preconciliares y decimonónicos u otros dirigidos por un otrora periodista que puteó a Massera y hoy parece discípulo del bien fallecido Neustadt.
“Señorita Julia” condensa y me permito decir que amplía el sentido originario de la obra. La universalidad entre otros caracteres hace de un hecho estético uno artístico. La obra original por sí sola lo es. Pero es Strindberg y el dramaturgo sueco, paradojal, contradictorio. Extremista y ácido navega a dos aguas, entre el odio corrosivo de las clases bajas y el desprecio mutuo entre ambas. La dialéctica sirviente (obrero en Argentina pos-golpe de 1955) y clases dominantes (oligarquía según reducción ad hoc) escenificada en la cocina de lo que podría ser la de una estancia de “el campo” que supimos conseguir.
En esa noche larga, la más larga, donde supuestamente (hipócrita y gatopardísticamente) las diferencias se borran, ocurre todo lo contrario. Aparecen crueles y descarnadas, arropadas en disfraces. Juan sometiendo por única vez y para siempre a Julia, poéticamente vengando a su clase en su imaginario, pero la muerte y la locura religiosa presente desde el primer cuadro con la notable Maia Francia en el papel de Cristina nos indica o nos amplía el universo textual y de debate, feminismo, la sorpresa ante una nueva “actriz social”, la mujer que pretende estar en igual lugar que el hombre. “¡Habráse visto semejante pretensión!” Pobre Juan. Pobres obrer@s. No hay tal reivindicación.
Igualmente se revela la contradicción -“lucha” y de clases como alguna dirigente no se atreve a mentar- permanente con el pasado, en otra paradoja más, repetida en Argentina, en este país con nombre de mujer medio siglo después. Dos mujeres. Dos mundos. Lo nuevo (Julia con una sorprendente Laura Azcurra) y la vieja Cristina. Pero no hay síntesis en Juan. (Un muy creíble Caspar.)
Strindberg, socialista y antifeminista según comentan sus biógrafos, tenía grandes “desórdenes” espirituales que le llevaron a dos fracasados intentos de suicidio, una mezcla de Nietzsche y Cristianismo con su historia de padecimientos y carencias entre otros muchos circunstancias, hicieron de él un dramaturgo feroz e implacable, contradictorio, molesto. Ferrari y Ure lo reviven nuevamente para agrado de los amantes del teatro.
Juan Lucas Tossard para LRN.
Autoría: August Strindberg; Versión: Claudio Ferrari; Actúan: Laura Azcurra, Carlos Kaspar y Maia Francia; Diseño de vestuario: Estela Martelotta; Diseño de escenografía: Marcelo Valiente; Diseño de luces: Pablo Calmet; Realización de vestuario: Estela Martelotta; Fotografía: Andrés D`Elia; Diseño de imagen: Alan Berry Rhys; Asistencia de dirección: Andres Muller;Producción Ejecutiva: Eduardo Tatay; Supervisión: Alberto Ure; Dirección y Producción Gral: Claudio Ferrari
Todos los sábados a las 21 hs. en el Teatro Belisario, Av. Corrientes 1624.
Entrada $35 / Tel. Reservas: 4373-3465