La memoria que no cesa.
(Al Profesor Claudio España, con mi contradictoria admiración.)
¿Cuándo cesa el dolor espiritual? ¿Cuándo se detiene el acicate
(Al Profesor Claudio España, con mi contradictoria admiración.)
¿Cuándo cesa el dolor espiritual? ¿Cuándo se detiene el acicate
permanente de los recuerdos?
¿El Bien? ¿El Mal? ¿Qué son estos conceptos ante la matanza
indiscriminada, la Muerte de millones? Millones, miles, la estadística. El número genera una naturalización. Una docena de huevos, un paquete de cigarrillos de veinte, cincuenta y cinco niños mueren diariamente –sólo aquí, en Argentina- por causas perfectamente evitables en este siglo XXI (hambre, desnutrición, enfermedades curables con la asistencia médica adecuada, entre otras “variables” también numéricas).
Un millón y medio de armeni@s asesinad@s por l@s turc@s en el –otra vez aparece la estadística con disfraz- “primer” genocidio del Siglo XX.
Una víctima de ese horror decide vengarse. Tomar la Ley en sus manos y matar a ese gobernador despótico y sarcástico que decidió el exterminio de 1.500.000 seres humanos.
Esa víctima, el ahora abuelo, ese Guerrero Héroe Armenio, encarnado por un notable Héctor Bidonde, sintetiza una pregunta que no tiene respuesta. Miles de años han pasado y pasarán y se seguirá en su búsqueda. ¿Es lícita la venganza? ¿Que nos diferencia del caníbal si nos lo comemos?
Acosado por su pasado, sin remordimientos, pero con un dolor interminable, el Hagopian, joven y el actual, nos muestran la cara del héroe trágico. El que no quiso serlo, pero sí la Moira que así fuera.
Carnaval de recuerdos de un hombre senil, que se niega a rendirse; su amada mujer que cantaba y cocinaba, el juicio en Alemania y ese nieto que es su posibilidad de expurgar todo o parte de su dolor, el llanto que no pudo expresar en toda su vida ante la irracionalidad de un odio racial que tuvo que padecer siendo niño; representados con solvencia. Con austeridad de objetos, con mesura, aprovechando el espacio teatral con sobriedad, a excepción de una escalera en el centro de la planta que obligará a un esfuerzo del/la espectador/a.
Un esfuerzo que vale la pena porque incita a ver más, a ver “todo el cuadro”, a esforzarnos por reflexionar más, a recuperar espacios –la memoria es uno de ellos-, a mostrarnos que el mundo que nos toca vivir no es tan simple, que debemos mirar más, pensar más y que, en definitiva, la memoria está siempre con nosotros, escondida en un objeto o en lo profundo de nosotr@s mism@s.
Rainer G.
Audio de nuestra Lectura - Emisión del sábado 28/06
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Ficha Técnica
Autor: Richard Kalinoski
Traducción Ingrid Pelicori
Intérpretes: Héctor Bidonde, Alejandra Rubio, Martin Slipak y Fernando Sureda
Escenografía y vestuario: Alberto Bellati
Luces: Alicia Vera
Diseño sonoro: Miguel Rur
Asistencia de dirección: Guido Grispo
Prensa : Silvina Pizarro
Producción Ejecutiva: Pablo Silva
Dirección General: Manuel Iedvabni
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